las c a r a c o l a s *

Recién sobre Lavalle vi la palabra “POETA” escrita en un cartel, y me transporto a Uruguay, en Semana Santa, cuando me clave la pepa más zarpada de mi vida. Estaba acostada en la playa desierta, pasando José Ignacio, y empecé a falshear que me quería casar con Neruda... El flash varió bastante, hasta que terminé convencida de que mi verdadero amor era un poeta.
Fue como un sueño, o como estar muy borracho, la forma en que recordé todo esto hoy. Aquel día formulé toda una teoría complejísima de cómo quería que fuera mi vida, mi casa, mis hijos, mascotas, envejecimiento, y hasta la vida de mis hijos después de mi muerte. No me acordaba de nada de esto hasta recién, meses después. También recordé como flashie con el ruido del viento, y de la luz que parecía teatral, con el cielo azul y las nubes blancas que parecían humo animado. Todo resaltado por la lisérgica del ácido, claro. Estuve ahi horas.

Entre Lavalle y San Martín, y Reconquista y Viamonte me acordé que me quería casar con un poeta. Que masa.

* Siento la necesidad de aclarar que la poesía de Neruda no es justamente de mis preferidas, lejos, de hecho, esta de serlo, pero que sin embargo su vida y su casa me resultan fascinantes.